Una reflexión de Juan Vela sobre la experiencia en el centro Covid-19 de Gea de Albarracín

Juan Vela dirige el centro Covid-19 de Gea de Albarracín y es vicepresidente de Cruz Blanca y presidente de Fundación Lares. Desde sus inicios ha sido referente en los proyectos de la RAPPS promovidos por Cruz Blanca.

Siempre ha destacado la necesidad de escuchar a los mayores y su visión sobre cómo querrían que fuesen las residencias.

Hoy echamos la vista atrás y repasamos con Juan lo recorrido y vivido en el centro destinado a positivos en COVID-19 de Gea de Albarracín, en Teruel.  Un centro desde el que se ha dado respuesta a la difícil situación vivida por los residentes y sus familiares, en el que la prioridad ha sido que el sufrimiento fuera el menor posible, humanizando y actuando como una gran familia que acoge, acompaña y transforma. 

"A veces es difícil transmitir en un escrito lo que durante estos tres meses hemos vivido y compartido.

La situación de la pandemia y el confinamiento nos ha sorprendido y afectado en todos los niveles. No estábamos preparados para actuar ante la crisis sanitaria que se ha producido. Las residencias al igual que cualquier otra institución, han sufrido los cambios provocados por esta crisis que ha sido nueva para todos los que forman parte de ellas incluidos los trabajadores y residentes. Es una lucha contra algo que no vemos y no conocemos, algo intangible, tan imperceptible a la vista como es el virus y tan difícil de solucionar que hacen falta muchos medios con los que, al principio, no contábamos.

Son los profesionales los que se han adaptado a una situación que no conocían y que conlleva gran carga emocional por las barreras físicas generadas con los residentes, el trato impersonal sin poder ser identificados por éstos mismos, el aislamiento de los pacientes, la dificultad añadida en las tareas de cuidados por estas barreras, los fallecimientos sin acompañamiento familiar, la falta de información y los cambios de protocolos.

En cuanto a los residentes, toda su forma de vida, horarios, personas que les atienden, voces que identifican cercanas, sus hobbies que realizaban con tanto cariño, sus amigos de habitación o de la mesa dónde comían, se han modificado sin previo aviso, sin una explicación de por qué estaba pasando y qué iba a ser de ellos. Lo han vivido con mucha incertidumbre como si de una margarita que no termina de deshojar los últimos pétalos se tratase, esperando a que llegue el momento en el que me expliquen o entienda porqué estoy aquí y cuándo terminará todo esto.

Estas personas, acostumbradas a sus quehaceres habituales, se han visto inmersas -sin entender ni siquiera por qué- en una residencia desconocida, alejados de sus familiares, de cuidadores cercanos y de todo tipo de personas con las que tenían un contacto más próximo. En muchas situaciones, han sido trasladados a residencias no habituales en las que ni siquiera conocen los horarios, rutinas, o actividades, tampoco a sus trabajadores viviendo esta situación muchas veces con ese miedo a lo desconocido, a no entender

Esto añadido al contacto cero con sus familias sin entender ni siquiera porqué no vienen a visitarles, porqué sus cuidadores van tan tapados que ni siquiera diferencian quién les está dando de comer, ni quien les cambia de ropa, ni siquiera con quién van al baño. Es muy difícil de entender para ellos cuando muchos son asintomáticos y se encuentran bien, ¿Porqué tengo que estar aquí si yo estoy bien? Es lo que María me suele decir.

Lo más duro de todo esto, es la incertidumbre generada en las personas mayores, que no entendían a dónde los llevaban, ni cuánto tiempo estarían allí, ni para qué los llevaban a otras residencias, ni porqué no pueden ver a sus hijos y nietos, etc.

Destacar la capacidad de adaptación de las personas mayores, que a pesar de la incertidumbre, la lejanía de sus seres queridos y el cambio de residencia y cuidadores, han tenido la paciencia para superar esta situación tan difícil siempre mostrando agradecimiento con los cuidadores y personas que han estado alrededor apoyando en las necesidades más básicas".


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